Adjetivo calificativo

No sé si fea o despreciable o desequilibrada o macabra o deprimente o insoportable o grosera o peligrosa o amarga o inconexa o angustiada o triste o tirana o maleducada.

No sé si bella o serena o feliz o agradable o tranquila o liviana o extasiada o cariñosa o comprensiva o comprendida o segura de mí misma o amorosa o armoniosa o valiente.

Hoy soy horrible y no quiero ni verte porque me da fastidio.

Hoy me encuentro resplandeciente en tu mirada, hermosa refrescante.

Hoy me puse inapropiada para la acción.

Hoy manejé cinco trajes diferentes.

Hoy estoy desnuda porque si no, no me doy cuenta de nada.

Hoy el tacto de tu mirada me asegura que voy por el camino correcto.

Hoy me da miedo descubrirnos sin nuestros disfraces.

Hoy el viento me traspasa la piel, y me alimenta el alma.

Hoy todos mis fragmentos encajan a la perfección.

Hoy vuelvo a usar en mismo traje de ayer, pero ya no me queda.

Hoy soy una grosera de mierda.

Hoy soy un rio.

Hoy solamente tu existencia confirma la mía.

Hoy no tengo miedo de nada y hago lo que sea.

Hoy estoy desbaratada, entre tanta gente tan bien ensambladita.

Hoy solamente tu mirada.

Hoy solamente la mía.

Hoy mi sonrisa no es solo la mía, sino, también la tuya.

Adentro, afuera. Arriba, abajo. Clara, oscura. Viva, muerta. Qué más puedo hacer. Tengo  todos los rostros que existen, he sido todas las palabras que se han pronunciado, me he puesto todos los vestidos, y siempre soy yo.  Y aunque lo intente no logro permanecer siempre igual, pues nada de lo que existe permanece siempre igual. No se trata entonces de la verdad o la mentira. Del gato o del ratón. Del verdugo o de la víctima sino de caminar hacia donde te lleve el corazón. Lo que se queda quieto se pudre, lo que cambia con los ritmos de la naturaleza, fluye.

Por más que insistas, tenemos todos los rostros que existen y podemos vernos desde todos los puntos de vista. Nadie cabe en un adjetivo. Para qué perder el tiempo tratando de encasillarnos en una palabra.