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Los corazones se están agitando y vagan por los callejones, como mariposas azules.
Agitadas de ansiedad, como cuchillos chupasangre.
Y ahora las almas se están disipando y se revelan a sus envolturas de oro. Se quieren elevar, sin que ellos tan siquiera los noten.
Sentir es lo que reclaman.
Y al alma le gusta caer a velocidades vertiginosas.
El alma quiere danzar la danza de la oscuridad, y tener un poco de paz.
La inspiración continua viva, a pesar de inmolarse en tu altar cada que te olvidas.
Honremos la oscuridad, de los tobillos al pasar.
Al cazador se le perdió el bosque, y las expectativas vuelan sin restricción.
Algo vuela que atraviesa las venas y viene a sacudir los sinsabores del corazón.
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