Soy una manzana
Buscas la navajita que tienes guardada. Me tomas. Suavemente la introduces por mi superficie, y empiezas a cortar. Vas retirando la cascara roja que me cubre. Me das la vuelta y cortas y cortas. Tus manos ahora se hallan húmedas todas. Se me ha saldo casi toda la sangre, y la lames de la navaja para que no se desperdicie. Luego de lamer hasta dejar limpia la navaja y guardarla en el bolsillito de tu camisa, cerca al corazón, me muerdes. Me muerdes y tu boca se llena de jugosa sangre. Sale tanta sangre que, que se derrama de tus labios. Me muerdes nuevo, chupas, lames, masticas, tragas. Sientes el sabor. Tragas más rápido, muerdes otra vez, hay demasiada carne, demasiada sangre, muerdes muerdes muerdes. Finalmente suspiros. Te sientes tranquila. Ya solo has quedado con trocitos de mi corazón y de mi aorta en tus manos. Ya lo que queda no te lo puedes comer. O quizá, ya no quieres. La euforia te dejo la calma. Llega la catarsis y tu cuerpo se relaja.